Y hoy, digamos que (por lo menos) me siento.
Algo ha cambiado. Ha cambiado mi motor, el motivo por el cual me levantaba muchas mañanas.
No me salen las palabras para describir lo que siento ahora mismo. Es una mezcla de sentimientos que me queman por dentro y me vuelven el día gris. Es algo que te hace subir recordando lo bueno y que te hace bajar cuando sabes que ya no está(s).
Es tener que ser
Liarla echándo(te) de menos.
Cuando alguien te haga realmente feliz, cuando una persona te alegre los días, te apoye, te cuide, te mime, te abrace, celebre tus logros y llore contigo; lo mejor que puedes hacer es aferrarte a esa persona y no dejarla marchar. Debes hacer lo mismo con ella; incluso si puedes darle un poquito más, un poquito más cada día.
Porque como dicen, a veces no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos.
No pierdas la ilusión, encienda la llama cada día. Cuídala.
Si te dejas perder-la, estás perdido.
Hay que seguir caminando, buscar nuestro camino. Y seguir remando.
Ojalá y durante ese camino sigamos tropezando con la misma piedra. Ojalá y esa piedra ya sólo sea un chinato y podamos guardárnoslo en el bolsillo.
Ojalá y pueda mimarlo de nuevo.